La libertad burguesa

 

 

-la libertad burguesa vocifera que la democracia es poder elegir “libremente” a los representantes del pueblo. ¿podría ser cierto esto? Solo es una verdad a medias. Los explotados, la clase obrera, desposeída de todos los medios de producción por medios coercitivos como el ejército (que no defiende un país, sino a sus clases dirigentes, opuestas a la clase obrera), solo puede elegir en una democracia burguesa entre varios candidatos, que lejos de representar proyectos diferentes, son todos el mismo proyecto. Cambian siglas, cambian las caras para confundir, matizan cosas banales entre unos y otros, entre la forma de cómo gestionaran la rapiña y la explotación de la clase obrera, pero jamás defienden un proyecto fuera del capitalismo.

 Ellos, la clase política del sistema, los candidatos capitalistas, discuten sobre la forma de gestionar el robo organizado a los trabajadores. Pero jamás la democracia burguesa dejará que se produzca la ascensión al poder del proletariado por medio de las elecciones. Valgan como ejemplos, el hecho de que silencian en sus medios toda alternativa disidente a su sistema; no le dan cabida, no hay debate plural, no hay debate de ideas, no hay formas por las que socializar al pueblo a traves de medios oficiales ni extraoficiales (como pueden ser periódicos, tv´s, radios…) el programa revolucionario. Sólo existe el pensamiento único.

 Las clases dirigentes obtienen precisamente y no por casualidad los medios para financiar su campaña de manos de los grandes banqueros y empresarios, apoyados incondicionalmente por las multinacionales. Incluso les dejan millonarios créditos que pagarán o no, según sea el caso. Pero ante esto, una alternativa obrera, la alternativa comunista, la que expone la voz de los oprimidos, no puede combatir ante esto aceptando el juego trucado al que nos obligan a aceptar, no le van a financiar nada, no le van a dar facilidades de nada, ni un solo “crédito” será concedido por los banqueros y sus ayudantes y gestores. Antes de empezar la “carrera” de las elecciones, el ganador sale antes y además con ventaja hacia el “cojo”, que es el pueblo.

 No se parte de la igualdad. Las elecciones en una democracia burguesa son una pantomima, un opio del siglo XXI para el pueblo, donde se le hace creer ilusoriamente que esta participando de la democracia cuando sólo está reforzando el poder y los planteamientos y esquemas de quienes los explotan y dominan.

Cuando el Estado capitalista ve que con sus malas artes y el juego sucio no puede frenar la ascensión del programa revolucionario en el pueblo, recurre a ilegalizar los partidos “legales” en base a aberraciones judiciales que pisotean todos los derechos fundamentales y básicos. Caso de Batasuna en el País Vasco por ejemplo. Si esto no funciona, las clases dirigentes han de apostar por la vía violenta (¿estos eran los “demócratas de pro”?) como sucedió en Argentina o en Chile, si bien en Argentina aún ninguna candidatura comunista habia tomado el poder desde la democracia burguesa, pero por eso mismo se previno, pues sabían de la ascensión de  la revolución y no podían permitirlo, no podían admitir que el pueblo llegase a tomar el poder y menos aún desde su ilegal “legalidad” burguesa. Sabían de la ascensión del socialismo científico revolucionario en la vecina Chile, así como sabían la experiencia revolucionaria de Cuba. Sabían en suma, que ante un pueblo consciente los privilegios de los explotadores peligraban de forma acelerada y que en una situación así desde el pueblo oprimido, desde la clase social desposeída de cualquier recurso productivo, social y político solo plantean una disyuntiva: socialismo o barbarie.